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RESIDENCIAS PARA PERROS

RESIDENCIAS PARA PERROS

La principal función de las residencias para perros es el cuidado y mantenimiento de nuestras adorables mascotas durante un periodo de tiempo concreto.

Si te ves en la necesidad de hospedar a tu peludo amigo en este tipo de alojamientos, debes saber que a día de hoy tienes un amplio abanico de posibilidades a tu alcance en lo que a cuidado de mascotas se refiere. Desde los servicios más básicos a los más exquisitos. Y por desgracia, te puedes encontrar con muchos que no cumplen todavía con un mínimo de condiciones. ¡Así que ándate con ojo!

Cualquier negocio cuyo objetivo sea dar cobijo a un animal debe cumplir con las siguientes condiciones antes, durante y después de su creación:

  • Normativas y ordenanzas de Urbanismo.
  • Creación de núcleo zoológico.
  • Supervisión veterinaria.

Son muchas las pautas que un buen establecimiento debe cumplir para poder llegar a ofrecer un buen servicio. Y son estas exigencias legales el primer aspecto a tener en cuenta si pretendemos dejar unos días a nuestro mejor amigo a cargo de un desconocido.

A menudo, elegimos una residencia para nuestro perro siguiendo la recomendación de algún amigo, familiar o compañero de parque. Estas recomendaciones aunque bien intencionadas son subjetivas y pueden dar lugar a una serie de problemas. De manera que, lo más responsable sería acudir a la residencia y comprobar en primera persona si se cumplen una serie de aspectos fundamentales:

  1. Asegurarnos del cumplimiento de los tres puntos anteriormente comentados.
  2. Revisar de primera mano las instalaciones: habitaciones de los animales, distribución, zonas comunes de esparcimiento, enfermería/clínica si la tuviera, zona de baños, etc.
  3. Conocer al personal que estará al cargo de nuestro perro.
  4. Plantear las dudas de funcionamiento y medidas de emergencia ante un posible problema del animal.
  5. Conocimiento de condiciones/responsabilidades del centro. Una buena residencia debe exigirnos que el animal esté vacunado y desparasitado (cartilla en regla), identificado si así lo indica la normativa de la Comunidad Autónoma en la que esté la residencia, nos deben consultar el tipo de alimento que consume el animal, su carácter, etc. Desconfiaremos siempre de cualquier residencia que no nos ponga condiciones para admitir a nuestro perro.

Ten presente también que difícilmente el animal se comportará en la residencia como lo hace con nosotros, por lo menos en su(s) primera(s) estancia(s). Aunque en la práctica siempre nos podemos encontrar con excepciones y puede darse el caso que nuestro fiel compañero se integre perfectamente nada más poner sus almohadillas en la residencia.

En un lado opuesto, nos encontramos con muchos propietarios que se sorprenden al ver que su mascota ha adelgazado durante su estancia vacacional. Hay que tener en cuenta que el animal se encuentra en un lugar desconocido rodeado de gente desconocida que se encarga de ofrecerle cuidados y alimentación.

Para evitar al máximo reticencias, miedos o dificultades en la adaptación, la visita a la residencia que te hemos recomendado también nos puede servir para dejar al animal un periodo corto de tiempo, sin despedidas grandilocuentes, y volver a por él sin saludos efusivos y estresantes. Siempre y cuando la residencia cumpla con nuestras expectativas y nos genere confianza, claro.

Presentarle el lugar a nuestro amigo con total normalidad es la mejor manera de hacerle comprender que no le vamos a dejar en ese nuevo sitio de por vida y que volveremos a por él.

Además de esta estancia de prueba, sería de gran ayuda dejar a tu perro una noche completa antes de su periodo de estancia completo. De esta manera, será más sencillo que se integre de forma plena y satisfactoria en ese nuevo y posiblemente sugerente lugar.

Desgraciadamente, a pesar de la profesionalidad del personal de la residencia escogida, existe la posibilidad de que tu mascota enferme o sufra un accidente durante su estancia. Es posible que se deba a una negligencia por parte de los propietarios o trabajadores del negocio, aunque también existe la posibilidad de que dicha enfermedad o accidente surja porque «tenía que suceder».

En ese momento, podemos tender a culpar al personal de la residencia de lo ocurrido. Aunque sea una reacción natural y en cierto sentido, lógica, debemos ser objetivos y hacer autocrítica, reflexionando si ese accidente no le podría haber sucedido a nuestro perro de igual manera estando con nosotros.

A la hora de dejar a tu mejor amigo en manos de otros #nolodejesalazar. Insistimos: haz una visita a la residencia y observa su funcionamiento en directo. No te dejes influenciar únicamente por recomendaciones de amigos y familiares. Y no olvides nunca que el perro jamás estará como en casa, pues aunque esté perfectamente atendido jamás estará como con su familia.